Cortazar, el hombre de los cuentos fáciles

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“La Autopista del Sur”
Me interesa resaltar la faceta de Cortazar como el observador que está presto a registrar los momentos mas inverosímiles de la cotidianidad como momentos donde podemos reempezar la condición del hombre moderno. El tema del embotellamiento y la creación de relaciones instantáneas no es mas que la fascinación por el fenómeno que experimentamos todos los días como partes constituyentes de comunidades instantáneas que se forman al azar y se diluyen casi al instante. Todos nos hemos visto envueltos en situaciones similares alguna vez, el autobús, el aeropuerto, la sala de espera. El punto es mas bien entender como Cortazar reflexiona sobre las formas de asociación y de relacionarse con los otros que emergen en el mundo diseñado por el hombre moderno (impersonalidad, contradicción, mediación absoluta por imágenes y símbolos, la atomización del hombre, etc…). Para mi el elemento fantástico -al menos aquí- aparece como la ambigüedad con respecto a la duración del tiempo que transcurrió en el embotellamiento: un par de días o un año entero (la alusión a las estaciones es clara). Aquí radica el “elemento fantástico” clave. Dejando abierta la pregunta: pasaron unas horas que parecieron meses o pasaron semanas o meses? Cortazar se permite activar en el lector la tarea cognitiva. Como sabemos la mayor preocupación de la narrativa de Cortazar busca cuestionar al lector pasivo y crédulo. Su tentativa primaria es llevarlo de receptor estatico a lector participe y permitir las multiples interpretaciones y varias lecturas posibles.
“La Salud de los Enfermos” nos deja con un sabor en la boca similar al que deja “La Señorita Cora,” en el gesto tentador pero reservado de concluir la narración un tanto intensa y depurada con una clara irresolución, o una resolución en cierto registro solamente. Esta resolución (la vieja muere apaciblemente) viene como componente casi obligatorio de lo inconcluso. (Sera que al final supo que la familia entera la engañaba amablemente? Y si supo, los quiso dejar en la ambigüedad incomoda como revancha de tanto engaño y tanta bobería?). Evidentemente la lectura básica que Cortazar nos hace entrever ligeramente es que los “sanos” son realmente los enfermos (la familia) que terminan siendo pateticos esclavos y víctimas de la mentira.  (La vieja es la mas cuerda y sana o lucida de todos, y esto es hace casi evidente al final de la historia en la que ella los deja con un mal sabor diciéndoles que no se preocuparan casi protegiéndolos de su propia mentira.)
Igual con “La Señorita Cora”: es la muerte de Pablito la piedra angular que como en un arco termina por completar la geometría de la estructura y permite que ningún componente ceda ante la presión de una narrativa irresuelta? Aparte de un fabuloso juego de voces, la fascinación de Cortazar por el humor mas mordaz y su despliegue fantástico dentro de la subjetividad de la modernidad, “La Señorita Cora” solo deja un relato amable y curioso.
En “Reunion” Cortazar se envuelve en los diarios del Che Guevara (tomando prestada la primera persona) para escribir o tal vez re-escribir una serie de entradas que cuenta como “los expedicionarios del yate” (los barbudos) tratan de aterrizar el precario “Granma” en las costas mas orientales de la isla. Como fondo abarcador el Che constantemente se pregunta por el paradero de “Luis.” Me atrevo a sugerir que Luis no puede ser otro que Fidel. Y si es asi, podriamos llevar la lectura aotro nivel y sugerir que entonces todos los nombres le dan al cuento unos toques que podrían expandirse a nivel teológico. Luis es Fidel pero hay un Pablo y un Lucas también. Pudieramos leer la imagen de la cara prestada es la metáfora de la necesidad y responsabilidad histórica de crear un nuevo orden social.  Al final, “Luis” aparece y el Che como buen escritor que era concluye con una imagen diáfana: pensando en los que dejaron y dejaran sus huesos en esta empresa, en los movimientos de las ramas mas altas de los arboles, en como cuadran bien con una sonata de Mozart que ha calado en su mente estos días, en como las ramas abren paso a estrellas perfectas que cierran la noche. Tal vez lo fantástico acá es el cuento en su totalidad: la forma arriesgada de tomar prestado un pasaje o unas paginas -de la bien documentada historia de la invasion y formación del Movimiento 26 de Julio en Cuba- del Che su mas lucido vocero y apropiarse de la experiencia leída como experiencia vivida. Lo fantástico sera la pregunta mas clara y al mismo tiempo la menos importante: quien escribió sobre La Caza y el serrano, quien vivió el desembarque miserable, etc… Cortazar es muy hábil al maniobrar tal como lo hace el Che entre lo anecdotario mas básico y las cúspides de “la alta cultura,” intercalando un tejido alucinante; todo bajo la semblanza romántica del amor revolucionario, la ilusión socialista, y las imágenes que precipitan motivos y ganas.
Creo que la “La Isla” es un cuento geometrico. Una historia aparentemente simple, acuñada entre imagenes minimas y la poetica del vuelo. La lectura primaria es basica, pero con Cortazar es mejor no quedarse en lo obvio pues cada historia, cada microcuento, cada aforismo contiene multiples posibilidades hermeneuticas. La lectura alternativa, a mi parecer, es que Marini nunca dejo el avión y que su viaje e instalación en la isla no fue sino un corto “daydreaming” que terminó cuando volvió violentamente a la realidad. La realidad como rutina o la realidad como muerte. Cortazar recurre a uno de sus temas favoritos ya mencionado anteriormente, en “Autopista al Sur,” y describe con claridad las paradojas mas evidentes de la condición moderna: el avión en vez de ser un lugar propicio para entrar en contacto con gente diversa y extraña, se lee como un espacio estéril donde la diferencia es uniformada y el tedio se prolonga irrealmente.
Y no solo el espacio del avion es el que se revierte en el cuento, para Marini las coordenadas del afecto han mutado de la misma manera: las mujeres o el erotismo con ellas es insipido, obligado y torpe. En el mar es todo lo contrario; Marini es casi una epifania corporalizada al entrar desnudo y nadar entre las olas.
En “Todos los Fuegos el Fuego” propongo a Cortazar historiador.
Veamos a Cortazar como artesano que recorta (practica fisica y material en su vida de por si) pasajes de revistas, imagenes de postales, frases, citas, etc, y los pega en un tablero. Si partimos de la premisa de Cortazar historiador entonces podriamos argumentar que tan solo se ha limitado a las técnicas de copiar y pegar dos pasajes banales (la materia prima del historiador: las fuentes primarias y secundarias) del archivo cultural occidental que coinciden en forma y contenido y pegarlos siguiendo una tecnica de intercalado y enseñando una precisión de orfebre.
Acá podemos traer la noción de las “figuras” que fascinaba a Cortazar; la idea de una constelación o una interacción de dos personas que sin conocerse o sin siquiera ser contemporáneas se relacionaban en su diseño o su patron de inscribirse en la realidad.  Lo que no sabe el Licas al pronunciar el halago “Haces bajar la propia sombra de Marte a nuestra propia provincia” (que en ingles suena definitivamente mejor: “You have brought the very shadow of Mars to our humble provincial arena”) es que efectivamente bajara Marte y todos sus fuegos: toda la poesía de la guerra que contiene.
Vemos en este logrado cuento de Cortazar la razón geométrica o el pensamiento geométrico que deleita el lector por las simetrías los contrastes claros y la fecundidad de este pensamiento a la hora de crear conexiones y paralelos. Dos triángulos amorosos inconexos, superpuestos sobre el papel y convergiendo en la imagen poética del fuego como simbolo de destruccion y destino. Si seguimos la lectura del titulo, “Todos los fuegos son el mismo fuego” también podria ser “todos los amores son el mismo” y serialmente: “todos los despechos el despecho.” Cada traición de diferente grado y forma es últimamente el arquetipo de la traición. Podemos arriesgar que Cortazar entonces veía en el fuego físico, real, el fuego que nos quema al aproximarse, la idea de la forma del fuego como lo propone Platon en su teoría de las formas? en ese caso no solo terminamos con un Cortazar historiador sino un Cortazar Platonico.

Aunque Cortazar nos tente a leer facilmente, a concluir que es “el cuentero de la posmodernidad,” de historias de sobremesa burgesa y bastante digeribles, la labor interpretativa, (o erotica siguiendo a Sontag) cuando se lee a Cortazar debe tratar de llevar al lector activo a un segundo plano de lectura (o al orden del juego y los acertijos) que poblan sus micronarrativas. Ordenes alegóricos o metonimicos que insertan en el diario vivir y la insanidad moderna pasajes de otros mundos… otras poeticas que cobran resonancia en el presente.

Saludos

Paradiso: la búsqueda de un nuevo lenguaje

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Qué se puede escribir acerca de Paradiso que sea original y fresco, todo y nada? Qué decir sobre un laberinto (sin perdición) del cual mucho o todo se ha dicho por otros?
Podría comenzar consolandome: Paradiso, hasta donde he logrado arar mi camino -mitad del capitulo IV- es un relato tan denso que nos desanima, un fruto tan sabroso y concentrado que nos lastima la ilusión sensorial, una épica tan enarbolada que no se puede separar que sus adornos. Como muchos me encuentro a una obra que reta el uso de la razón organizativa, como muchos la frustración vence inevitable sobre el propósito de lectura, como muchos no logro superar todos los aparatos retóricos que se despliegan sin pudor. Pero dejando el susto y la ansiedad (creo que la ansiedad es parte constituyente del acto de leer, específicamente en los segundos y partículas de segundos que demora la creación de significado) de lado podríamos arriesgar algunas notas y elaborar un comentario no del todo mediocre. Inevitable comentar sobre Paradiso y no aludir a la forma: ya se ha dicho desde que salió de la casa de imprenta por alla por el ’66: Es un desfile de lo barroco en su esplendor, agregaría yo un barroco europeo, específicamente sur europeo (que recordemos se desenvolvía ferozmente contra las estéticas austeras y los preceptos radicales del protestantismo naciente) combinando toda la riqueza del crisol de razas de aquella region con la fuerza americana expresada en la fauna, la naturaleza, las comidas, los sabores, el temperamento de sus productos mestizos, la condición que trae el clima, en fin todo lo que deslumbraba a los europeos. Eso a grandes rasgos constituye la caja de herramientas que LL usa para la forma de su novela (podríamos especular que seria una antinovela) claro esta, agregándole el imaginario del mundo clásico y de la España pre-expulsion.
Y es debido al uso salvaje y sabio que LL adjudica a la forma (el deber de formar y desformar nuestro pensamiento como a el le antoja mas de una vez) que Paradiso mas que una novela es una manera de pensar. Consiste en un manual de instrucciones para empezar a operar nuestras lineas de pensamiento en relación al lenguaje y la función narrativa: LL nos echa encima promiscuamente metáforas similes, relaciones, equivalencias muy de su gusto y así convierte el texto en un espacio denso de lecturas tupidas; inevitable en creación polisemantica. LL, creo yo, quiere enseñarnos a pensar de otra manera, como un padre le enseña a su hijo las reglas del lenguaje y lo obliga a ceñirse a las convenciones, así mismo el libro nos quiere hacer descubrir -como clarifica en el epígrafe una nueva tarea, un reto… “para que los jóvenes insistan en lo que no comprenden, que vuelvan sobre lo que no entienden porque al final los ojos se abrirán ante un mundo maravilloso.” Para que, y esta es mi especulación cuya próxima y conjunta evaluación agradezco ocurra mañana, nos alejemos de un lenguaje automático que -mas que gastado por los requerimientos del orden económico de un capitalismo avanzado- se encuentra ya mutilado, evacuado de cualquier anclaje y subsirviente a las demandas y juicios valorativos que emergen en la época: eficiencia, lenguaje de consumo, prioridades de digestion, un lenguaje subordinado a la maxima ampliación del capital y el mínimo uso de energía. LL quiere crear el idioma en su riqueza para que esta se vea reflejada en las experiencias propias.
Mencioné “antinovela,” acá doy crédito a los comentarios de Eloisa donde ella misma especula que en vez de novela estaríamos frente a un mamut pero antinovelesco. Según su tesis “Paradiso no busca exhaustiva descripción de caracteres ni la construcción de acción.” Siendo esto lo que define la novela. Ella se decide por “antinovela” porque Paradiso cuadra bastante bien con su sentencia “LL en su libro busca una difusa descripción de caracteres y lugares y suma de acciones o lo que uno asume que son acciones episódicas, autónomas, fragmentarias como la vida.” Agregaría yo que LL busca constante pero también desorientadamente el resplandor de la poesía; el resplandor perdido. La tesis de Eloisa me entretiene aunque me gustaría escuchar algunas respuestas en la sesión mañana. Si modulamos otra definición seguramente encontraremos otra variable. De alguna manera el ejercicio de la hermenéutica se asemeja a la investigación histórica, “los historiadores buscan sus propias fuentes para contestar su preguntas prefabricadas.”
Por ahora mido mis pensamientos y confieso que Bruno ha dado en la diana al recordarnos cuan maleables somos y cuan descentrada esta lo que mal llamamos “identidad;” uno leyendo LL se deja moldear, así como se deja cuando se lee a otros. La diferencia es la fuerza.

Notas marginales:
Paradiso me parece mas que un Lam un Portocarrero.
Mucha comida, pero no como comida sino como símbolos usados desde su exoticidad su capacidad especulativa.
Los niños hablan como el narrador!
LL inventa sus palabras con elocuente arrogancia fascinante.

El Lugar sin Limites: anti-narración y la venganza del campo

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No sé si pudiera considerar El Lugar sin Limites narrativa. Es mas bien una serie de imágenes, una secuencia de diálogos y “explicaciones” que van ayudando al lector a guiarse dentro de la obra: a formar algún “significado.” Parece que Donoso en este sentido estaba mas allá de sus contemporáneos del “Boom” en términos de forma y técnica. En la novela (sera acaso una novela quizas?) no pasa nada: todo esta dado, todo ha ocurrido, y seguirá ocurriendo como lo profetizan varias voces siempre desde la resignación y el fracaso. Donoso no despliega un universo en un día como ocurre en el Ulises de Joyce ni la infinita narrativa de un Proust en su Tiempo Perdido, mucho menos va dibujando al por menor sus personajes -en flashbacks y voces semi conscientes, o en “escritura automática” que parece ser el medio que nos permite dialogar con la historia de Artemio Cruz. Su temporalidad es sencilla, salvo un par de saltos hacia el pasado acerca del affair entre la Manuela y la Japonesa, Donoso parece mas bien guiarnos mientras rescatamos una caja de fotografías y las sorteamos en desorden. Así, una a una, van saliendo memorias, recuerdos, y se cose la historia de nada: se echa a andar un registro panorámico de la triste y moribunda area del Olivo. La Manuela sigue o seguirá en sus rondas, por la “Vereda Tropical,” la Japonesita no deviene en puta ni se marcha a Talca tampoco, don Alejo no fallece ni se concluye un final para el poblado (“destrucción como positividad” para crear campos de uva) o resistencia y movilización contra los planes de don Alejo, o arreglo a medias entre fuerzas… ninguna variable se materializa. Es precisamente porque acá no hay formas clásicas de nudos y desenlaces, ni siquiera una aproximación vanguardista para transformar la misma (como resistencia a formas narrativas burguesas u obsoletas), sino mas bien una galería “anti-telica” sin mas propósito que dejarnos ver como se ve desde la grieta de una puerta medio abierta una imagen cualquiera: cuatro perros negros corriendo por un lote, un burdel en la cuspide del goce, un cuerpo cayendo al rio, etc.
-Un par de observaciones: el espacio, es un libro donde el espacio esta mas presente que en cualquiera de los que hemos leído hasta ahora, o en el cual tal vez su densidad es tan fuerte que se echa a rodar una dialéctica bastante evidente entre sujeto-espacio: cada vez es mas fácil reconocer como las descripciones de unos se pueden intercambiar por otros, o como las imágenes y los paisajes en su decaer preceden la decrepitud de los cuerpos huecos que se pasean por el Lugar. Hasta la Japonesita que no llega a los 18 parece mas un trapo que cualquier otra cosa. Se ha mencionado la importancia de la casa como vehículo para hablar de células, celdas, etc. Aunque la casa esta ciertamente localizada como eje espacial del Limite, y todo el actuar de los personajes se activa como deseo por la casa (como una objetivizacion de “ser propietaria”) me parece que es su espacio opuesto: las viñas, la “longitudinal,” los potreros y lotes, las calles, etc, lo que delimita la casa en si, que cobra mas importancia acá (decir “cobrar” es tal vez poco, pues son estos espacios los que compiten con el espacio de la casa y la van a borrar; vemos tal vez la inversion de una dicotomia ciudad-campo). Al final la casa va a desaparecer no por su propio peso, por su propio rol histórico sino por la expansion de modelos de agricultura intensiva y monopolios que la devoran lentamente y devoraran el Olivo eventualmente. El paisaje, asentado y estático aparentemente, es el dispositivo principal de desplazamiento: los campos, tan anchos, tan “libres” tan amplios para poder escapar se dibujan como todo lo opuesto: inmensas cárceles de donde nadie puede salir, ni siquiera Pancho con su fantasia de acabar violentamente esta condena miserable. Estas no son ruinas o paisajes decadentes que remontan a pasados imperiales o imaginaciones burguesas acerca de un gran ayer. Mas bien el Lugar dibuja restos, escombros (not ruins but rubble) que demarca una subjetividad como metáfora ontológica: ruinas viviendo dentro de ruinas. El galpón al que le llueve una mañana fría, los rieles deshechos, tramos de tierra abandonados que sirven de frontera mobil entre la acumulacion de capital como viña amenazante y el pueblo como un despojo infeliz.
-Alejo, don Alejo es un pequeno y miserable Artemio Cruz.
-Manuela, muy compleja: fragmentación. Es varios “yos” dentro de El Lugar.
Ella es varón , pero también es mujer (Manuela), también es “maricon” o por instantes algo intermedio entre las dos anteriores. Es “Papa,” pero también fue “Mama” o es “Mama” es la dueña ahora que la Japonesa ha muerto pero también juega con el papel de puta o por lo menos de bailarina dentro de la casa. Es miembro de la sociedad, por lo menos encuentra buena sombra bajo el árbol de don Alejo, pero es intrínsecamente marginal, un “monstro degenerado.” Puede ser la multiplicidad cosmopolita dentro de la mas rigurosa sociedad provincial.

La ciudad y los Perros

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Para retomar en continuidad desde la temática del post sobre Artemio Cruz, comenzamos esta breve charla sobre La Ciudad y los Perros con el tópico del machismo. Impregnando toda la obra, se percibe como una noción idealizada se ha convertido en un patrón recurrente dentro de las actitudes y gestos que los amigos del 5o año exhiben. Naturalmente estamos hablando de un colegio militar donde no solo ellos sino toda la estructura esta concebida y construida dentro de esta normativa social. Apropósito del colegio, podemos pensar esta institución como lugar de comunidad donde el cemento social se define en lo negativo: es institución recipiente de personas que no quieren estar allí; ese es tal vez el único lazo que los puede aglutinar en concepto. En algun momento el teniente Gamboa confiesa que al final en el colegio la mitad esta alli para no devenir en criminales y la otra mitad para no terminar siendo maricas.
También quiero pensar sobre la separación entre vida militar y vida civil: no solo son evidentemente aparatos propios de las “sociedades de control” dentro de la definición Foucauldiana sino que producen subjetividad de formas muy diferentes. Se podría hasta arriesgar que son aparatos productores de sujetos esquizofrénicos.
Podríamos especular que tal vez lo único que enlaza a los tres sujetos protagonistas (aparte de estar alli desde lo negativo) es el deseo por la mujer. Y esta juega como eje concéntrico de un diagrama donde los tres convergen.
Incluyamos la idea del post de Jon acá como halago a la estrategia de Vargas Llosa para construir casos de fragmentación (dentro de la forma y el contenido) de subjetividad dentro de estructuras opresivas y homogenizantes.
La Teresa, mujer humilde aunque pulcra y decente (idealización masculina heteronormativa que ha dado muchas excusas para que los detractores le recuerden al Boom su carácter de tendencias machistas y sexista). La pies dorados es la némesis de Teresa (hay que recoger tal vez un pasaje de Jean Franco y anotarlo. Su tesis, muy simplificada: el patrón en la narrativa Latinoamericana: mujer “como puta” o mujer “como virgen;” si ninguna, entonces, mujer casada “mujer como madre”).
El libro estereotipa a sus personajes (si podemos hablar de personajes ya) y así trate de usar este estereotipo como arma para combatir esas nociones, (como arma contra si mismo, que es lo que yo sospecho) termina reproduciéndolos, recordemos el capitulo de la Dialectica de la Ilustración acerca de los limites del iluminismo “The Elements of Anti-Semitism: The Limits of Enlightenment ”
El indio: sujeto historicamente oprimido, “pobre serrano, es duro ser serrano.”
El negro: sujeto sexual “el uniforme les atrae a las hembritas”
Los estereotipos sociales: el pobre habil y laconico, el sujeto clase media identificable, y el sujeto anti-identificable: tesis Jaguar; antítesis Esclavo; síntesis Alberto.
La estructura militar: opresiva, machista, esencialista, hipócrita
La iglesia, una institución de opresión y complicidad, falsa y doble.
La academia, a través del profesor de Frances, emasculada, desfasada con la realidad y las exigencias de la juventud y el mundo practico. Hasta aca los estereotipos.
Leyendo sobre la superficie encontramos el pasaje explicativo que Vargas Llosa confronta acerca de la ambigüedad en tanto a la muerte del esclavo: accidente o Jaguar: dos premisas. Expuesto en premisas:
Si el Jaguar confiesa que el efectivamente mato al esclavo gana prestigio simbólico como autoridad, pero pierde en términos materiales concretos (humillación, expulsión, reprobación) Si el Jaguar esconde su crimen entonces gana en términos concretos pero no obtiene beneficios de reconocimiento simbólico.
Retomando la constante de la experiencia militar como analoga a la sociedad seamos cuidadosos con los esquemas de “microcosmos,” pues dentro dentro de aparatos como el ejercito se excluyen por fuerza propia de la institución segmentos y subjetividad que constituyen una la idea imaginada de comunidad nacional. Muy bien anota Bruno se crean, o diria yo se acentuan “valores” y “anti valores”
Podríamos, para terminar, esbosar un contextual historico, apuntar que con La Ciudad y los Perros dejamos la narrativa regionalista de los espacios: la novela de las montañas, de los rios, de la region, tambien los protagonistas (no son el gaucho, el llanero, el hacendado.)
Primariamente lo que tenemos es una novela urbana, sofisticada, realista y parcialmente alegórica de la sociedad peruana.
(Notese que aunque tratemos obras claves dentro del fenómeno del Boom, no estamos hablando de un realismo mágico o de lo real maravilloso [el asombro])