Cortazar, el hombre de los cuentos fáciles

9788466302043

 

“La Autopista del Sur”
Me interesa resaltar la faceta de Cortazar como el observador que está presto a registrar los momentos mas inverosímiles de la cotidianidad como momentos donde podemos reempezar la condición del hombre moderno. El tema del embotellamiento y la creación de relaciones instantáneas no es mas que la fascinación por el fenómeno que experimentamos todos los días como partes constituyentes de comunidades instantáneas que se forman al azar y se diluyen casi al instante. Todos nos hemos visto envueltos en situaciones similares alguna vez, el autobús, el aeropuerto, la sala de espera. El punto es mas bien entender como Cortazar reflexiona sobre las formas de asociación y de relacionarse con los otros que emergen en el mundo diseñado por el hombre moderno (impersonalidad, contradicción, mediación absoluta por imágenes y símbolos, la atomización del hombre, etc…). Para mi el elemento fantástico -al menos aquí- aparece como la ambigüedad con respecto a la duración del tiempo que transcurrió en el embotellamiento: un par de días o un año entero (la alusión a las estaciones es clara). Aquí radica el “elemento fantástico” clave. Dejando abierta la pregunta: pasaron unas horas que parecieron meses o pasaron semanas o meses? Cortazar se permite activar en el lector la tarea cognitiva. Como sabemos la mayor preocupación de la narrativa de Cortazar busca cuestionar al lector pasivo y crédulo. Su tentativa primaria es llevarlo de receptor estatico a lector participe y permitir las multiples interpretaciones y varias lecturas posibles.
“La Salud de los Enfermos” nos deja con un sabor en la boca similar al que deja “La Señorita Cora,” en el gesto tentador pero reservado de concluir la narración un tanto intensa y depurada con una clara irresolución, o una resolución en cierto registro solamente. Esta resolución (la vieja muere apaciblemente) viene como componente casi obligatorio de lo inconcluso. (Sera que al final supo que la familia entera la engañaba amablemente? Y si supo, los quiso dejar en la ambigüedad incomoda como revancha de tanto engaño y tanta bobería?). Evidentemente la lectura básica que Cortazar nos hace entrever ligeramente es que los “sanos” son realmente los enfermos (la familia) que terminan siendo pateticos esclavos y víctimas de la mentira.  (La vieja es la mas cuerda y sana o lucida de todos, y esto es hace casi evidente al final de la historia en la que ella los deja con un mal sabor diciéndoles que no se preocuparan casi protegiéndolos de su propia mentira.)
Igual con “La Señorita Cora”: es la muerte de Pablito la piedra angular que como en un arco termina por completar la geometría de la estructura y permite que ningún componente ceda ante la presión de una narrativa irresuelta? Aparte de un fabuloso juego de voces, la fascinación de Cortazar por el humor mas mordaz y su despliegue fantástico dentro de la subjetividad de la modernidad, “La Señorita Cora” solo deja un relato amable y curioso.
En “Reunion” Cortazar se envuelve en los diarios del Che Guevara (tomando prestada la primera persona) para escribir o tal vez re-escribir una serie de entradas que cuenta como “los expedicionarios del yate” (los barbudos) tratan de aterrizar el precario “Granma” en las costas mas orientales de la isla. Como fondo abarcador el Che constantemente se pregunta por el paradero de “Luis.” Me atrevo a sugerir que Luis no puede ser otro que Fidel. Y si es asi, podriamos llevar la lectura aotro nivel y sugerir que entonces todos los nombres le dan al cuento unos toques que podrían expandirse a nivel teológico. Luis es Fidel pero hay un Pablo y un Lucas también. Pudieramos leer la imagen de la cara prestada es la metáfora de la necesidad y responsabilidad histórica de crear un nuevo orden social.  Al final, “Luis” aparece y el Che como buen escritor que era concluye con una imagen diáfana: pensando en los que dejaron y dejaran sus huesos en esta empresa, en los movimientos de las ramas mas altas de los arboles, en como cuadran bien con una sonata de Mozart que ha calado en su mente estos días, en como las ramas abren paso a estrellas perfectas que cierran la noche. Tal vez lo fantástico acá es el cuento en su totalidad: la forma arriesgada de tomar prestado un pasaje o unas paginas -de la bien documentada historia de la invasion y formación del Movimiento 26 de Julio en Cuba- del Che su mas lucido vocero y apropiarse de la experiencia leída como experiencia vivida. Lo fantástico sera la pregunta mas clara y al mismo tiempo la menos importante: quien escribió sobre La Caza y el serrano, quien vivió el desembarque miserable, etc… Cortazar es muy hábil al maniobrar tal como lo hace el Che entre lo anecdotario mas básico y las cúspides de “la alta cultura,” intercalando un tejido alucinante; todo bajo la semblanza romántica del amor revolucionario, la ilusión socialista, y las imágenes que precipitan motivos y ganas.
Creo que la “La Isla” es un cuento geometrico. Una historia aparentemente simple, acuñada entre imagenes minimas y la poetica del vuelo. La lectura primaria es basica, pero con Cortazar es mejor no quedarse en lo obvio pues cada historia, cada microcuento, cada aforismo contiene multiples posibilidades hermeneuticas. La lectura alternativa, a mi parecer, es que Marini nunca dejo el avión y que su viaje e instalación en la isla no fue sino un corto “daydreaming” que terminó cuando volvió violentamente a la realidad. La realidad como rutina o la realidad como muerte. Cortazar recurre a uno de sus temas favoritos ya mencionado anteriormente, en “Autopista al Sur,” y describe con claridad las paradojas mas evidentes de la condición moderna: el avión en vez de ser un lugar propicio para entrar en contacto con gente diversa y extraña, se lee como un espacio estéril donde la diferencia es uniformada y el tedio se prolonga irrealmente.
Y no solo el espacio del avion es el que se revierte en el cuento, para Marini las coordenadas del afecto han mutado de la misma manera: las mujeres o el erotismo con ellas es insipido, obligado y torpe. En el mar es todo lo contrario; Marini es casi una epifania corporalizada al entrar desnudo y nadar entre las olas.
En “Todos los Fuegos el Fuego” propongo a Cortazar historiador.
Veamos a Cortazar como artesano que recorta (practica fisica y material en su vida de por si) pasajes de revistas, imagenes de postales, frases, citas, etc, y los pega en un tablero. Si partimos de la premisa de Cortazar historiador entonces podriamos argumentar que tan solo se ha limitado a las técnicas de copiar y pegar dos pasajes banales (la materia prima del historiador: las fuentes primarias y secundarias) del archivo cultural occidental que coinciden en forma y contenido y pegarlos siguiendo una tecnica de intercalado y enseñando una precisión de orfebre.
Acá podemos traer la noción de las “figuras” que fascinaba a Cortazar; la idea de una constelación o una interacción de dos personas que sin conocerse o sin siquiera ser contemporáneas se relacionaban en su diseño o su patron de inscribirse en la realidad.  Lo que no sabe el Licas al pronunciar el halago “Haces bajar la propia sombra de Marte a nuestra propia provincia” (que en ingles suena definitivamente mejor: “You have brought the very shadow of Mars to our humble provincial arena”) es que efectivamente bajara Marte y todos sus fuegos: toda la poesía de la guerra que contiene.
Vemos en este logrado cuento de Cortazar la razón geométrica o el pensamiento geométrico que deleita el lector por las simetrías los contrastes claros y la fecundidad de este pensamiento a la hora de crear conexiones y paralelos. Dos triángulos amorosos inconexos, superpuestos sobre el papel y convergiendo en la imagen poética del fuego como simbolo de destruccion y destino. Si seguimos la lectura del titulo, “Todos los fuegos son el mismo fuego” también podria ser “todos los amores son el mismo” y serialmente: “todos los despechos el despecho.” Cada traición de diferente grado y forma es últimamente el arquetipo de la traición. Podemos arriesgar que Cortazar entonces veía en el fuego físico, real, el fuego que nos quema al aproximarse, la idea de la forma del fuego como lo propone Platon en su teoría de las formas? en ese caso no solo terminamos con un Cortazar historiador sino un Cortazar Platonico.

Aunque Cortazar nos tente a leer facilmente, a concluir que es “el cuentero de la posmodernidad,” de historias de sobremesa burgesa y bastante digeribles, la labor interpretativa, (o erotica siguiendo a Sontag) cuando se lee a Cortazar debe tratar de llevar al lector activo a un segundo plano de lectura (o al orden del juego y los acertijos) que poblan sus micronarrativas. Ordenes alegóricos o metonimicos que insertan en el diario vivir y la insanidad moderna pasajes de otros mundos… otras poeticas que cobran resonancia en el presente.

Saludos