Covid-19: la cuenta de cobro.

Particulas del Novel Coronavirus.

Empezamos la década con un momento paradójico y monumental. Por un lado, el apogeo del capitalismo desregulado administrado por populistas de centro derecha había cantado victoria: los mercados subían, China seguía creciendo, el petróleo iba estable, las tecnologías de consumo masivo creciendo y afinándose… Pero todo cambió en cuestión de semanas cuando el nuevo Coronavirus (causante de la enfermedad Covid-19) se convirtió en pandemia y nos mostró la fragilidad del sistema global de flujos materiales. La paradoja es que una forma de vida tan insignificante como un virus (que es inferior a un animal) y que es de los organismos más simples que existen, ha llevado a la completa suspensión del mundo como lo hemos conocido hasta hoy.

Es un momento paradójico porque nos recuerda que somos seres vivientes en medio de otros seres y no encima de ellos (como parece que operamos consiente e inconscientemente muchas veces). La pandemia y la parálisis del mundo es tal vez la forma mas irónica y sutil de recordarnos que somos vida y no estamos por encima de otras formas de vida (sino en medio de ellas). Es una forma de recordarnos que la concepción de la naturaleza como “recurso” y su mal manejo (destrucción) tiene consecuencias imprevisibles.

Y aquí están las consecuencias inmediatas: muertes innecesarias, sociedades en cuarentena, angustia económica del ciudadano de a pie, debilitamiento de las economías, etc. Por otra parte, las consecuencias no-inmediatas estarán por verse, pero si anticipamos un recrudecimiento en la destrucción de ecosistemas, la intensificación del calentamiento global, la intensificación de flujos de cuerpos, y en general la agravación de la crisis del capitalismo agudo que viene desenvolviéndose desde los 80’s con el nacimiento del neoliberalismo y con mas fuerza (a nivel planetario) desde la caída de la Unión Soviética en los 90’s.

El virus nos recuerda que somos más frágiles de lo que creemos. Uno solo puede esperar que nos ofrezca una lección en humildad, traducida en mas compasión, pero también revela las grietas de los sistemas de salud, las inequidades sociales, da rienda suelta al discurso fóbico de los populistas nacionalistas y nos muestra la cara de la falta de preparación que caracteriza a nuestra región, Latinoamérica.

Yo vivo hace 5 años en Vancouver Canadá: aquí en Canadá las consecuencias de la cuarentena para el comercio son perjudiciales pero en general la vida sigue casi igual, solo un poco más desacelerada: hay menos gente en las calles, algunos restaurantes han cerrado, otros siguen abiertos pero con mucho menos trafico. En una ciudad tan asiática y tan antisocial como Vancouver el ritmo se pausa, pero no se percibe un sentido de crisis o un estado de excepción que sufren los habitantes del norte de Italia o de los países del lejano oriente: China y Corea –Japón es otra historia. Vancouver y Canadá en general ya ha aprendido mucho de una experiencia similar que la tomó por sorpresa hace casi 20 años, el brote de SARS en el 2003. 

De Estados Unidos solo puedo decir que va a estrellarse contra el coronavirus solo un tanto mejor que Latinoamérica. Y la razón es simple: ese país está ciertamente mejor equipado para contener y aliviar la crisis pero no mejor administrado. Y esto se debe muy sencillamente a la tropicalización de los Estado Unidos bajo la administración y la cultura administrativa Trump. Es decir, el continuo declive de competencia y efectividad de la administración en los últimos 4 años, marcada por escándalos, nepotismo, despilfarros, clientelismo, ineptitud de las agencias federales (los ministerios). Sumado a esto un recrudecimiento del impulso y la legitimación de los ya altos niveles de desconfianza ante cualquier “experto” o autoridad (académica, legal o medica) que no sea impartida por el mesías, Trump, o sus discípulos. En pocas palabras, Trump ha estado Latino-americanizando los Estados Unidos en los últimos 4 años. El brote del Covid-19 ya está evidenciando de manera más espectacular, pero más mortal también, el legado de estas políticas. 

Que anticipo en el panorama post-Covid 19 mas inmediato? Cuando todo esto merme vamos a ver una realineación de los mercados con más vigor de recuperar perdidas y ayudados por paquetes de estimulo que se aprueban día tras día en diferentes democracias. Una posibilidad de recesión global que como siempre afecta a los mas destituidos: (alguna vez un amigo en Miami me relataba la crisis financiera del 2008 como dos relatos incomparables: -para los cubanoamericanos de clases medias-altas la crisis representaba intercambiar el Mercedes por un Honda, pero para el pobre (el resto de latinoamericanos) la crisis es posiblemente no tener como comer). A nivel individual vamos a surgir con lecciones aprendidas para controlar nuevos patógenos en el futuro pero también para explotar al humano (otro “recurso” el “recurso humano”) con mas sofisticación y eficiencia.

Como historiador, siempre estoy especulando para mis adentros, sobre como visibilizaremos en el futuro las repercusiones de los eventos que hoy parecen rutinarios o simplemente se analizan en función de su impacto inmediato. Las lecciones aprendidas en la universidad siempre circulan por mi pensamiento cuando leo las noticias. Una es la recurrente que nos muestra que después de cada crisis global (o cada experimentación social) surge un reordenamiento social en el cual los grupos anteriormente subalternizados reivindican con mayor o menor éxito dependiendo de el contexto inmediato sus reclamos ampliando así la esfera de los derechos civiles.

Durante la Segunda Guerra Mundial en los Estados Unidos en particular, se exhortó a la mujer y a los afroamericanos que no estaban en combate, que se incorporaran a la fuerza laboral, en otras palabras que se hicieran uno/a con la maquina capitalista de producción bélica que debía funcionar sin pausa, por semanas y meses, para agotar a los Poderes Centrales, en especial a la Alemania Nazi. Al regresar de la guerra los jóvenes ex-soldados quisieron desplazar a la mujer del sitio laboral pero se encontraron con cierta resistencia que luego desembocó en los movimientos feministas y de contracultura de los años 60’s.

Por lo pronto, veremos una intensificación del régimen de trabajo virtual o trabajo desde casa poniendo mas presión sobre el tiempo y el aguante del individuo que no solo es explotador sino explotado que además tiene tareas de administración y cuidado de hijos u otros parientes. Trabajos que se pueden hacer en casa revelarán lo superfluo de muchas reuniones, y otras labores que llenan el día de un empleado. Esto sería positivo en tanto las organizaciones puedan identificar el exceso pero también podría servir como antecedente de mayor capacidad para producir precedido de una mayor capacidad para explotar. Es decir, las expectativas van a cambiar, y lo que hasta ahora no se imaginaba posible podrá ser la norma en un futuro no muy distante.

Otra consecuencia de esta crisis global es menos cínica y tal vez positiva: la conciencia colectiva de la capacidad estatal de desembolsar paquetes de estimulo económico que en el futuro se pueden usar como precedente y legitimación de demandas democráticas de una multitud que pida acción mas directa a problemas de vieja data: calentamiento global, crisis migratorias (En Estados Unidos, México, Europa, Asia del sur, etc.), el salario básico universal, y demás. En realidad, mientras escribo estas líneas varias tendencias políticas progresivas en Estados Unidos ya han llamado a “aprovechar” esta oportunidad para adelantar estas causas que hasta hace pocos años eran desconocidas y “radicales.”

Mientras escribo también siento el efecto de la ciudad en cuarentena. En la calle vecina menos trafico, el sol hace que las cosas brillen con intensidad pero pocos cuerpos parecen aprovecharlo. El único movimiento que percibo a reojo mientras tecleo es el gato del vecino que pasa lentamente de un lugar a otro: se sienta a tomar sol, se levanta, vuelve a reposar como si nada extraordinario sucediera.

Y pensar que ahora estoy sano, entero, pero mañana podré estar enfermo. Solo hace falta una persona para contagiarse, no es necesario mucho mas: hartarse de estar encerrado, salir a por un café y tomar una bocanada de aire. Solo que este aire puede ser portador del virus. En realidad no hace falta mucho mas: solo la concreción de un enlace, incluso si es débil, y caes enfermo.

Pensar también que mientras lees estas líneas miles se están contagiando y otros miles de viejos (y varios jóvenes) se están muriendo, sin nunca haber anticipado que acabarían sus vidas debido al fenómeno social del 2020, el coronavirus! ¿Quien pensó que acabaría como victima de un virus impredecible (pero prevenible) que migró del animal al hombre y desde un remoto mercado en una remota ciudad viajó hasta llegar a su cuerpo?  

En cierto modo el Covid-19 es una cuenta de pago que nos impone la red de la vida sin previo aviso. La paradoja es que el depredador más voraz y más ingenioso que jamás existió se ve perplejo ante una crisis ecológica, social, económica de su propia invención.