¿Qué decir acerca de una novela que lo deja a uno sin palabras? Jon, en una glosa muy breve pero concisa hacia un comentario general sobre la guerra no solo como “evento par excellence histórico,” sino como palanca ontológica que recoge la subjetividad colectiva y la termina sustentando enteramente. De ahi el desasosiego de los que regresan del frente: una extraña mezcla de melancolía y cansancio, un abandono afectivo hacia el presente y como dice Vera acerca de los de su generación “Pertenezco a una clase de gente para la cual no cuenta el futuro, y cuya soledad no es mas que la incapacidad de amar y comprender sus imágenes hechizadas de nostalgia.” Expresiones similares solían marcar el testimonio de las víctimas sobrevivientes de los campos de concentración y los campos de trabajo que trataban de mostrarse en sus versiones y recuerdos coherentes y “normales” ante los medios o la opinion de la sociedad, no hay que ir mas lejos y recordar el animo indiferente y hasta retador de Imre Kertész el protagonista de la novela y luego film Fateless.
Estos hombres han palpado una densidad de existencia desconocida para muchos y por lo tanto el regreso a la vida cotidiana de problemas y rutinas menores les parece a algunos poco atractiva y a los menos hábiles completamente insostenible. Hay en ellos no solo una confusion general y la operancia de argumentos desorientados en el mejor de los casos, sino que su vida posconflico parece desenvolverse bajo el signo del “eco.” Es así que en la parte 10 el pobre Crisanto se vea tan desorbitado en su estado de conciencia “indiferente a todo lo que no fuera el gran eco que ahora ocupaba su vida.” Esta noción de “eco” no es muy distinta ha la especulación que Freud trataba de tejer acerca del síndrome Shell Shock que venia apareciendo rápidamente con los primeros muchachos desmovilizados que llegaban a casa durante la Gran Guerra. En pocas palabras, el veterano que regresa no sabe porque le toma un par de segundos mas aprehender la realidad, ha visto su propia muerte en una fracción de segundo y por causa del efecto de retraso (que existe entre la imagen sensorial y la asimilación a la conciencia y desciframiento de lo que significa para el) no logra salir de un estado absorto de pasividad. El trauma psicológico se ha inscrito en el inconsciente y ahora se hace manifestación en la vida del soldado. Son los primeros apuntes hacia lo que después conoceríamos como PTSD. El termino “eco” marca la conciencia por venir de estos pobres mutilados hasta su muerte: el martillo de la guerra sigue amplificandose y ejerciendo fuerza en la distancia.
Dos puntos que me llamaron la atención como imagenes que Roa Bastos dibuja con delicadeza y deja en el aire: El Zurdo y la etimologia breve de “Sabiduría” en Guarani.
El Zurdo es la voz de la izquierda teórica hecha preso, hablador y chancero. Sin embargo no vemos un desarrollo tan rico como pudiera haber sido escrito, un desglosaje un poquito mas comprehensivo sobre todo el bagaje cultural y teórico “Marxista” o “Comunista”y la historia de estas ideas en el cono sur Latinoamericano, al menos desde lo anecdótico. Roa Bastos nos ofrece una mirada corta y hasta jocosa pero el relato prefiere concentrarse en las tardes de contemplación del rio mientras el narrador permanece preso por su cooperación con los rebeldes. Hay una linea que me hizo recordar el carácter dialéctico de estas ideas y me tentó un poco… pero mas que dialéctico podríamos decir mas oriental, como una linea sacada del libro del Tao, mientras el Zurdo trata de hacer hermandad con Vera le dice “Hay lo viejo que muere y lo nuevo que nace, pero en usted mismo.”
Sabiduría significa en Guarani sentir-sobre-el-tiempo: bella manera de entender el termino que difiere mucho de la concepción occidental, mas volcada hacia el acumular conocimiento y autoridad. No es coincidencia que recuerda las nociones orientales que ponen énfasis en una aproximación holistica y colectiva en relación a experiencia, belleza, harmonía, atención a causantes y posibles causas futuras, no alteración de un orden delicado, etc. Es valioso rescatar estas etimologías para enriquecer nuestro léxico como profesionales del lenguaje. Estos atisbos fugaces de otras bellezas, de otras formas de Weltanschauung, permiten indagar mas allá de los marcos analíticos disponibles y entender mejor como estos pueblos masacrados una y otra vez entendían el mundo.
“Esta muerte blanca…”
Me fascina y a la vez me perturba lo que esta novela dice sobre la guerra. Me parece muy pero muy ambivalente (como dije en lo que escribí yo en mi blog). Mi pregunta: para Roa Bastos, o para los personajes aquí, ¿es la guerra el “trauma” en sí (como sugieres tu), o es lo que promete, aunque quizás engañosamente, reparar el trauma de la vida cotidiana?
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Juan, veo que tienes los comentarios para este blog “moderados.” Te sugiero que desactives esta moderación.
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A mí uno de los efectos más pasmosos que produce la guerra me parece que es el grado de alienación que puede darle a sus combatientes. Pienso concretamente en Crisanto, cuya vida no tiene sentido más allá del campo de batalla y, finalmente, termina por los laberintos de la locura tratando de volver a su querido campo de batalla. La violencia se transforma, finalmente, en nostalgia. Y quizás sea esta una denuncia de Roa Bastos de los múltiples efectos nefastos de las guerras más allá de los daños materiales.
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Gracias a los dos por los comentarios,
Si Jon es una dinamica para explorar: la experiencia de la guerra como trauma, o la experiencia cotidiana como trauma. A mi me parece que en el caso del texto, la critica seria mas bien que no hay narracion fuera de la guerra: Roa Bastos, me parece, dibuja un universo donde asi sean tiempos de paz, el relato se despliega como la lucha por la supervicencia, la lucha contra las instituciones, la lucha contra el orden normativo. Son relatos de lucha, mas que de guerra per se, pero si hay una comunidad entre las dos esferas, aunque la experiencia del enfrentamiento belico llega al limite de representacion y lenguage. Me haria falta pensar con mas tiempo (y hasta tal vez Jon tenga puntos interesantes aca), como podemos teorizar el retorno a la civil como una experiencia realmente inquietante, siniestra, abrumadora y para muchos traumatizante. Se trata de invertir tal vez ese lugar comun que es la experiencia belicosa como equivalente de trauma y explorar como y en que imagenes el regreso a la cotidianidad resulta un golpe contra los mecanismos de asimilacion y “coping.”
Saludos
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He leído que el mismo Roa Bastos había participado de la Guerra del Chaco. Sus relatos tan realistas lo confirman. A la luz del oleaje de comentarios que tu reflexión sobre la guerra produjo, Juan, no dejo de preguntarme si el hecho de escribir esta obra no fue para el mismo autor un eco, o un mecanismo de “coping”
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